Oración a pie 101: Orando en el sitio con perspicacia
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¿Alguna vez has sentido que tu historia no importa? ¿Como si el mundo fuera demasiado grande y tú sólo fueras una persona entre miles de millones? Déjame decirte que tu historia importa y es esencial que comprendas que tu contribución a este mundo es unica.
Analicemos el porqué a través de dos conceptos bíblicos: el Mandato Cultural de Génesis y la Gran Comisión de Jesús.
Justo al principio del Antiguo Testamento, en Génesis 1:28, Dios dice a Adán y Eva: "Sed fecundos y multiplicaos, llenad la tierra y sojuzgadla".
Esto suena un poco intenso al principio, pero en realidad es increíblemente fortalecedor. Basicamente Dios está diciendo: "Oye, yo hice este mundo, ahora ve, confío en ti para que lo desarrolles en algo asombroso". No se trata sólo de tener hijos o de cultivar la tierra (aunque eso también está bien). Se trata de crear.
Construir culturas, comunidades e innovaciones que reflejen la bondad de Dios.
En esta era digital, las posibilidades de crear son infinitas. Tu punto de vista, tu creatividad y tus motivaciones pueden dar lugar a nuevas formas de resolver problemas, conectar a la gente y crear belleza. Tanto si te gusta el arte, la ciencia, la música, los deportes o cualquier otra cosa, estás incluido en este mandato divino de dar forma al mundo. ¿Tus talentos, pasiones y sueños? No son aleatorios. Son herramientas que Dios te ha dado para crear.
Ahora pasemos al Nuevo Testamento y veamos la Gran Comisión.
Jesús nos da la Gran Comisión en Mateo 28:19-20. "Vayan y hagan discípulos de todas las naciones. "Vayan y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos, enseñándoles a obedecer todo lo que les he mandado". Es como el Mandato Cultural llevado al siguiente nivel. No sólo estamos llamados a crear, sino que también somos enviados a difundir el amor de Dios por todas partes.
Y este mandato no es sólo para ciertas personas, con "papeles especiales" en la iglesia o el ministerio. Como a veces vemos a los pastores o misioneros. Es para todos. Sí, ¡eso te incluye a ti!
No importa si eres estudiante, ingeniero, jugador o madre. Tu viaje personal, con todos sus altibajos, tiene un impacto. Especialmente cuando compartimos nuestras historias en un mundo a menudo marcado por la ansiedad, la soledad y la división, tus experiencias y puntos de vista pueden ser una fuente de esperanza e inspiración.
Así que sí: cada historia individual cuenta. Dios no se equivocó al crearte. Tus experiencias, tus luchas, tus victorias e incluso tus rarezas forman parte de la historia de Dios. Piensa en los discípulos: un grupo de pescadores, un recaudador de impuestos, un fanático. No son exactamente las personas que elegiríamos en primer lugar según los criterios del mundo, pero Jesús los utilizó para cambiar la historia.
Nadie más puede aportar lo que tú aportas. Ya sea tu perspectiva, tu voz, tu historia, todo forma parte del plan de Dios para alcanzar y restaurar el mundo.
Pero, ¿por dónde empezar? ¿Cómo vivir esto?
Recuerda que no eres una persona más entre miles de millones. Tu historia importa, es más importante de lo que crees. Asume tu papel de creador y mensajero de esperanza. Cuando comprendes que tu historia interviene en la historia más grande de Dios, tiene la fuerza de moldear el mundo. Así que sal ahí fuera, vive con valentía, crea con belleza y comparte con pasión. El mundo te necesita.
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